¡Saludos hijos de la canasta básica! Hace tiempo que no escribía nada por aquí, y no fue por flojera o desprecio a este espacio sino porque bendito sea traigo muchísimos compromisos y proyectos encima que nomás no me dejan tiempo de sentarme y explayarme como a mí me gusta.
Acaba de concluir la temporada de los premios importantes en la industria del entretenimiento, y quiero abarcar desde los Globos de Oro hasta los Premios Tvynovelas. Tranquilos, no se me espanten, ahorita van a entender porque los tomo en cuenta.
Los premios como el Oscar, el Grammy, Emmy, etc. Son importantes a nivel mediático y sobretodo tienen un valor y prestigio. ¿Por qué? Pues porque durante muchos años han luchado por entregar reconocimientos a los trabajos más sobresalientes en su rubro, hay una competencia real, no hay vetos o discriminación hacía alguna empresa. Por lo tanto, hay un esfuerzo muy grande detrás de las producciones para que estas puedan ser tomadas en cuenta en alguna nominación y con eso obtener credibilidad, mayor número de ventas y popularidad. En Estados Unidos las premiaciones vuelven más fuerte a una industria con estos eventos, mientras tanto, aquí en México estamos a años luz de lograr algo así.
Táchenme de malinchista si quieren, pero no estoy diciendo un secreto ni descubriendo el hilo negro. En México no hay una industria a la cual premiar, no existe siquiera una competencia equitativa entre las distintas empresas encargadas de la producción de entretenimiento. Solamente tenemos dos televisoras de alcance nacional, de las cuales, una lidera por mucho sobre la otra.
Hay quienes opinan que no sirven para nada los premios que se puedan otorgar, pero analicémoslo; ¿saben que función tienen? Promueven la producción de productos de valor, la competencia se vuelve equitativa e interesante. Imagínense a los productores de telenovelas quebrándose el coco (favor de no relacionar esto con adictos a la cocaína) pensando en nuevas producciones que puedan ganarse el gusto del público por su calidad y contenido. Actualmente el proceso para realizar un proyecto es muy particular en cada empresa, en Televisa los productores planean proyectos que traen ganas de hacer, los presentan y se los aprueban; en Azteca pasa algo feo, la empresa mediante sus directivos elige algún proyecto que llevar acabo y se lo enjaretan a algún productor, le guste o no. ¿Qué sucede con lo anterior? La gente hace su trabajo en una zona de confort o todo lo contrario, hace algo que no le gusta o para lo cual no está preparado.
Otro factor que no permite hacer una competencia balanceada es el asunto del talento. Televisa sigue en el siglo pasado y no afloja porque sus actores trabajen en otros lados, lo cual obliga a la empresa de enfrente a crear sus propios talentos o traerse los que no quieren allá. Lo anterior simplemente dificulta la creación de contenidos interesantes y variados; imagínense ustedes que padre estaría ver a Chapoy en el 13 con Ventaneando y que un sábado participe como conductora en algún especial de espectáculos en el 2. Esto le sería muy útil a las dos televisoras, ambas necesitan esa frescura en pantalla y esa diversidad.
Y no estoy pensando cosas imposibles, en Estados Unidos las figuras pueden ir y venir de aquí para allá. Los actores de una serie de Fox pueden ir como si nada a algún programa de NBC como invitados y es algo completamente normal. Los cantantes no están casados con un canal, tienen la oportunidad de salir a cuadro en cualquier espacio que sea posible. ¿Por qué seguir de retrogradas en este país?
En estos momentos veo muy difícil la realización de alguna entrega de premios en México si no se hacen los ajustes necesarios a la industria. Actualmente contamos con el premio Tvynovelas que no sirven de nada; no dan prestigio, no te ofrecen mejores contratos ni te dan importancia mediática. Son como los premios de final de curso de cualquier secundaria de gobierno. ¿Qué validez pueden tener unos premios que solo celebran sus propias producciones y elenco? Hace algunos años fuimos testigos de lo que parecía ser un avance, el momento en que Angélica Aragón y Bárbara Mori ganaron en Mejor Actriz y Mejor Actriz Revelación, respectivamente. Lamentablemente al año siguiente todo regreso a la normalidad y las producciones de Azteca volvieron a ser ignoradas.
El asunto del cine es un poco más diferente. Primeramente porque la producción de filmes es bastante escasa en comparación con la industria estadounidense; sumémosle a esto último que de cada 5 películas que se hacen solamente 2 valen la pena y podrían merecer un premio.
Existe el Ariel, pero igual que la estatuilla de la revistita, no sirve de nada. En este país la industria cinematográfica está llena de compadrazgos y los recursos y reconocimientos son solamente para al amigo o el pariente del burócrata encargado de esa dependencia.
Existe un cierto elitismo que aleja aquellas cintas independientes o con gente poco integrada al gremio, lo cual deja de fuera a muchísimas propuestas que pueden ser mucho mejores que las que ofrece Videocine o Lemon Films.
¿Qué se ocupa para hacer unos premios importantes en esta industria? Apoyar por igual a todos aquellos que demuestren tener algo interesante que aportar y promover la realización de trabajos verdaderamente interesantes dignos de ser premiados. ¿Cuándo se verá esto? Cuando se dejen de fuera los compadrazgos y haya una preocupación real por la industria del cine.
No entrare en el asunto de la música porque tendería a ser algo repetitivo con lo que mencione en los párrafos anteriores, pero si debo mencionar que antes que nada hay que quitarle a las televisoras el poder sobre el talento musical y permitir que se promuevan donde quieran, si las empresas crean espacios verdaderamente importantes e interesantes, los cantantes van a regresar por si solos.
Existen actualmente los premios Oye! Que jamás he visto que ayuden a que un disco venda más o que algún cantante llene más conciertos. La Academia Nacional de La Música en México premia a las figuras que más ventas tienen en el mercado, no hay un selección minuciosa de nominados y ganadores, es un comercial que hacen las disqueras una vez al año y gana el que más apoyo de, así de simple.
Hasta que las oportunidades sean equitativas en cada una de las industrias del entretenimiento en nuestro país podremos ser testigos de alguna entrega de premios que verdaderamente valga la pena. Por el momento hay que conformarnos con Raúl Araiza agradeciendo al jurado por posicionar a HOY como el mejor programa de revista (inserte mis ácidos gástricos aquí).
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