lunes, 8 de septiembre de 2014

Cuentan que la cuarta es la vencida

El día de ayer se estrenó la cuarta edición de “La Voz” en nuestro país. Este año las personalidades que forman el grupo de coaches son: Yuri, Laura Pausini, Julion Alvarez y Ricky Martin. El formato ya lo conocemos, la gente pasa y audiciona a espaldas de los cuatro coaches, ellos se voltean si les gusta lo que oyen y el concursante elige con quien se va. 

Entre las novedades de esta edición se encuentra algo llamado “La caja”, donde el concursante no es visto por los mentores ni por el público, dejando a la expectativa algo que probablemente en todas las entregas sea sorpresivo o polémico. Este elemento me parece algo sacado de la manga y que hace obvio el hecho de causar morbo, lo normal sería que todos los concursantes tuvieran la dichosa caja encima, pero no, solo algunas son los elegidos para no mostrarse ante las cámaras, esta medio raro ¿no creen?

La conducción está a cargo de Jaqueline Bracamontes por 3ra ocasión. No es de extrañarnos que el productor Miguel Ángel Fox haya requerido sus servicios puesto que la tapatía es simpática, guapa y conoce el formato. Algo que a mi no me gusto fue la participación de Paty Cantu; la mujer podrá tener popularidad, carisma y lo que quieras pero no sabe conducir, y las escasas intervenciones que tuvo fueron de pena ajena. Creo que cada coach está cumpliendo bien con su papel, aunque al inicio se notaba demasiado forzado el intento de relacionarse entre ellos y parecer amistosos. 

Julion Álvarez me salta un poco al lado de las demás personalidades, tiene una trayectoria muy corta a comparación y, a mi parecer, no tiene la suficiente credibilidad como para intentar dirigir la carrera de alguien más. ¿Por qué poner a este hombre como coach? Tengo entendido que lo que se busca aquí es una voz, y discúlpenme, pero el hombre tiene un recurso vocal muy pequeño. Hubo una escena donde Laura Pausini y Yuri cantaron “Cielito Lindo” junto con Julion y fue de pena ajena ver cómo estas dos mujeres se lo comían vivo, el pobre no podía ni entonarse. 

Hablando de Pausini, la sentí muy desangelado y como relegada; su presencia fue la que menos se notó en el primer programa y hubo un claro intento de su parte de afirmar que ama la cultura mexicana (nótense las alabanzas a Julion y su vestuario que más que mexicano pareció que iba a servir molletes). Ricky conoce el formato pues él ya había participado en el mismo rol pero en la versión australiana del programa. Yuri simpática como toda la vida, pero a mi percepción, como que al inicio se achicaba al tener a Pausini y Martin al lado. 

Los concursantes fueron buenos, pero creo que siguen quedándose cortos en cuanto a talento. Les juro que he visto a voces mucho más potentes en varios bares y rondallas que algunas de las que nos presentaron ayer. Recordemos que el programa nos afirma que vamos a encontrar a la voz de nuestro país, que vamos a ser testigos del nacimiento de una estrella de gran importancia; la duda seria: ¿Cuándo? Esta es la cuarta edición del programa y en ninguna de las anteriores se formó a alguna estrella que actualmente venda miles de discos y llene auditorios, es más, ni auditorios, que llene tan siquiera un palenque. 

Lo anterior es grave, porque entonces nos están vendiendo un formato que no cumplen, técnicamente nos están engañando. Al final de cuentas Televisa tiene el poder de lanzar a la fama a quien quiera. Tiene los espacios, los contactos y el dinero para lanzar y darle éxito a un cantante. Las tres temporadas anteriores hemos sido testigos de cómo varios incautos han sido simplemente utilizados por un programa de televisión que, al final de cuentas, a quien más ayuda es a los coaches. 

En esta etapa del show todo es halagos, que vente conmigo, conmigo serás famoso, soy tu mejor opción, bla bla. Pero en cuanto comienza la etapa de las batallas los coaches tiran a la basura como si nada a talento que semanas atrás rogaban, casi de rodillas, que los eligieran. 
Esperemos y este año nos den una sorpresa y podamos descubrir algún talento que de verdad tenga fuerza y le de credibilidad al proyecto que es, hoy por hoy, un espectáculo de televisión donde los que más importan son los famosos, no los concursantes.

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